sábado, 12 de abril de 2008

Catarsís de una hibridá ciclotimiá

A veces creo, realmente, que en algún momento el morbo humano y las transgresiones del orgullo ególatra individual van a llegar a hacer que el amor entre dos personas se vuelva eternamente inconcluso. De tal modo, que se dejen de concretar parejas estables, en relaciones en donde a pesar de que las dos personas sientan la afinidad emocional unida por el mismo amor en el otro, y esté este expuesto por ambos, el mismo se va a mantener imperfecto dividiéndose por propia decisión, en la cual siempre que una de las partes va a preferir que la relación no se concrete, ya que esté amor inconcluso será el disparador a generar dependencia emocional, cual duele mas que el compartido y cesa mas lentamente.

Novalgina, divorcios y anarquistas .

Mis labios imperialistas, fríos y conquistadores que alguna vez han arribado carentes de tripulación sobria hasta los precipicios ignotos de tu boca, forman parte de una tropa pérdida en el altamar del no pensar, en los lagos infinitos del no querer quererte y en los ríos de la independencia que navegan hacia la nada desarraigada de corazón y de sentido, buscando los tesoros culturalmente prohibidos para tantos mortales de la autosuficiencia emocional.

El romance entre el tabique maltratado y los pulmones con neblina .

Me conoces, sabes que estoy con los guantes puestos y mordiendo el protector bucal pero también sabes que siempre suelo empezar todas las peleas con la guardia desinteresadamente baja porque se que voy a tirar la toalla antes de que lleguen los puntos, por gusto y por opción propia, porque sabes que siempre me voy antes de que me llamen, que siempre dejo pasar el tren aunque no sepa si los rieles oxidados del “no quiero sufrir de nuevo” darán otra oportunidad, nunca pude desacostumbre a acostumbrarme, porque acostumbrarme es sinónimo de rutina, y esa palabra no se lleva bien con la mas autobiografica: libertad. A eso le sumamos lo que resta la presión de la almohada sobre la cara asfixiando con los “¿hoy de nuevo con tus amigos?” o los modismos de mujeres muchateta-pococerebro que las damas sin personalidad compran de los medios de comunicaciones intelectualmente baratos. Sin embargo, encontré una variante hermosa, encontré la póstuma excepción a estas reglas de tres simples sin terceros en discordias pero de binomios imperfectos. Por lo tanto, la realidad nuestra a veces se torna algo abstracta y más aun cuando se habla de relaciones emocionales, pero desde que nos conocemos es todo tan raro, a excepción de las locuras ¿me vas a decir que la histeria no fue siempre otra herramienta más en tu modo de seducción, como en la de cualquier mujer? ¿Y porque entré los dos esta no existe?.

Carezco de respuestas, pero dentro de la iglesia de los sentimientos debo confesar que este palo borracho, tan flaco y tan sobrio, no solo va acumulando las 20 canciones y el poema desesperado como homenaje a Neruda en esta piel reseca que sirve de lienzo para algún tatuador de turno (Pecadores según citas de Leviticus del Nuevo Testamento y de los arcaicos pensares ortodoxos), sino que también acumula el recuerdo del sabor de las flores que te olvidaste en mis pulmones, la idea tangible de que pisaste este lado y el otro pero nunca mas olvidaras cómo era el sabor de los labios que besaban de este lado, el saber que el aroma de mi perfume llega directo a tu corazon y no lo digo con tintes cursis sino porque tu tabique tan maltratado durante un tiempo no ofrece resistencias, la perfecta sensación de saber que la mas empedernida “virgen en demostraciones cariñosas” se puede volver repentinamente la mas “puta” en el sentido afectivo y en otros tantos sentidos, el saber de que te provoque el cosquilleo con solo un recuerdo y la presencia que retumba los oídos por acordes crudos sonorizados por la voz de Luca en “Regtest” que contextualizaba una masacre a las hormonas lividinales que se evaporaban por el calor incesante en un lugar tan inhabitable para tantos indigentes y tan acogedor para nosotros.

Y es verdad, siempre me voy a quedar falseado porque te daba lastima enamorarte, expresarlo en cinco letras y que no se te devuelva al instante el mismo sonido de esas dos palabras que retumben desde los oídos hacia el corazón, ¿pero no pensaste que hay gente que nunca leyó Bourrughs?, ¿Gente qué nunca tosió durante dos minutos seguidos porque se zarpo?, ¿Quiénes nunca se desprendieron de los limites culturales que sexualmente se le impusieron? ¿Personas que nunca se miraron fijo a los ojos después de hacerlo?. Bueno, yo sé que vos ahí sos distinta y que a pesar de posibles, futuras e impredecibles roturas, va a quedar eternamente en la posteridad: la luz con tintes de oscuridad que se refleja en las pupilas de los ojos idos pero felices que motivará a abrazarnos nuevamente cuando nos veamos.

Un amor con dadivas grotescas .

Un amor con dadivas grotescas me desgarra la piel reseca, y otra vez mas, arrastrándome en el suelo con la angustia de un hombre felizmente solo.
En ocasiones, el corazón tan borracho y sofocado no me deja pensar, pero cuando esas cosas que me hacen acordar a vos actúan de estimulador en los escenarios de mi frialdad, recuerdo ese misterio delirante con el que te movías, y como si sonase un bandoneón con acordes en Fa nostálgico por el fondo me hace refutar al filósofo de los corazones cuando decía
“a menudo, los labios mas urgentes no tienen prisa dos besos después”.


Ahí nomás me vuelvo desafiante conmigo mismo, por que no quiero quererte. Lo estoy haciendo ahora de hecho, siempre tengo miedo de pasar a letras lo que siento. Le doy trascendencia. ¿Y como hacer cuando carezco de la volatilidad emocional con la que vivo para sobrellevar una soledad elegida por uno mismo?
Ahora que me lo pongo a pensar, posiblemente tengas un pacto con mis resacas, y la nostalgia de volver a vivir momentos lindos no me dejen en paz.

Y sin darme cuenta siempre vuelvo al mismo lugar, la imagen amarilla en polaroid tuya juntos en una parque, sin confusiones, cruzada de piernas, fumando y riéndote a carcajadas. Y omitiendolo, de un momento al otro la habitación se me lleno de papeles que hablaban de vos. Y sin embargo, Hace días que estoy escribiéndote encerrado en el cubículo de mi alma en la esquina de mi habitación tratando de buscar las palabras exactas para describir lo que me pasa.

Y pasa el tiempo y suena Lennon, Joaquín, Páez, Ray Charles, Marley, Morrison y releo Cortazar, Coelho, Garcia Marquez, Pizarnik mientrás veo insensibles Filmes de Woody Allen y yo sigo acá desvelado y escribiéndote en el mismo lugar con la cama cada vez más fría, la esperanza de que hubieses sido la única latente y las pupilas algo mas dilatadas.



viernes, 11 de abril de 2008

¿El nudo? En la garganta.

Principio de la historia: Alguna vez en las palabras de una mujer mayor escuché que el Mesías era una mujer blonda y de piel tan blanca como la cocaína, pero que la caracterizaba por sobre todas las cosas: el poder de su sencillez, lo cual le permitía estar entre nosotros sin que lo pudiéramos distinguir. No me gustaría pecar de adulador, pero a decir verdad, hace un tiempo lo puse en duda mientras la veía fijo a los ojos mientras respiraba fatigada cerca mio y se enroscaba como una serpiente atravez de mis piernas con sus pies entumecidamente fríos.

Y a decir verdad fue todo en un segundo, el ocaso de mis vanidades otra vez ahí, latente, mientras ella, tan anónima, ignota y transparente que ni los ciegos la pueden percibir, tenia tiempo para despojarse de su ya antigua pertenencia, quien sé vinculaba tan afectivamente a mí, para hacer de mi una nueva herencia, que cayo del cielo en una tempestad de fines de verano sín calor empapando una sequía emocional que yo mismo imponía.

Entonces así, tan mudos y con tanto por decir, abrí la puerta y la deje pasar con la condición de que no pretenda proyectar conmigo porque el cine de mi estabilidad emocional, en ese momento, solo pasaba películas sensuales en la que ella opcionalmente podía participar,. Poco habil de mi parté fue no tener en cuenta que sería poco el tiempo en el que el cinematógrafo tendría la escena controlada, lo que se hizo difícil de sostener con la reiteración del cliente al salón exigiendo no solo mas funciones sino la participación en otros géneros muchísimos más delicados como el romanticismo, propuesta a la que contra mi voluntad, pero paulatina feliz accedí.

Desenlace de la historia: el papel no reciclabe pero hiriente hacia la otra persona de “quien espera y actuá a estimulos ”, hablo del rol del que no dá el primer paso, del que no llama, del que si pero no. ¿Una necesidad sin sensaciones reciprocas que te hace dependiente a estar con alguien que no te expresa tanto como vos a el o solo un rol estratégico y necesario determinado por ambas personalidades dado en absolutamente todas las relaciones existentes en la que uno de los dos debe resignar vanidades? No lo sé, pero ese fue mi rol. Y no porque así lo quise, sino porque así lo necesité y lo necesito aún, aunque a veces callé para que el sonido no retumbe contra las paredes de su memoria selectiva, ella bien sabe que aun dependo de eso.

Despertarse en su propio nicho .

Despertar a tu lado en la cama carente de amor
Es como despertarse en su propio nicho.
Es velar en silencio por capricho a quien nunca nació
Mientras retumban las palabras que nunca debiste haber dicho.

Y ahí vas, remando manca hacia los mares del orgullo
Mientras el naufrago convierte el pasado en revolución,
Y a pesar de que te ahogués en el silencio del murmullo
Te inmortalizaré en mi nadando por tu convicción.

Siempre me exageró el morbo tu canción sin melodía
desde aquel día que te colaste en mi cama
Pero sí vieses lo que me gusta verte dormida
Sabrías que le enseñas demasiado a este autodidacta.


Realmente, ayer mis ojos brillaban por vos
Y hoy tal vez, tu blanco encandile mis ojos rojos.
Sin embargo, por dentro sueles cavar el foso
Para el entierro de los momentos que pierden la calma.

Y es verdad, el alma es tan abstracta como la fé
Pero creer es entender que no entendes todo
Y justo ahí cuando sé te cae toda la estantería encima

Podes deducir que llegar a la cima, no es lo mismo si llegas solo.

Presagios de una sonrisa eterna.

El vodka. Tus labios. Los libros. Mi hermana. Las guitarras distorsionadas de los sesenta. El poeta ciego. Las flores. Los amigos borrachos. Los bares. Las caricias en el pelo.
El comunismo cubano. El sur. El rock ingles. Las plazas de San Telmo.
La última edición de Verónica decide morir. Las sabanas ajenas.
La música instrumental. La neblina en los pulmones. El gol del diego a Bélgica.
La gente que vive sonriendo. Los matices de Réquiem de un sueño. Los violines.
Los corazones bohemios. El arte Under. Los portaligas. Woodstock. Robert Nesta.
Las viejas Rolling Stone. Las fotos polaroid de mis viejos. Los abrazos.
Fito revoleando la cabeza. Las mujeres inteligentes. El caño a Rosario Central.
Los bajos de cinco cuerdas. La Universidad de Buenos Aires.
Las personas con variedad de palabras. La voz ronca de Joaquín.
La cultura de Kingston. Las entradas de recitales. Las manos contrá mi cama.
Mi estomago arruinado. Los tatuajes. El Mayo Francés. El y Ono. Tu piel blanca. La docilidad para levantarme de mi mama. Los relatos de Garcia Marquez . Los vientos de Dancing Mood. Tu parece que sí pero no.
Los besos en el cuello. La resaca.

Ido .

Lo virginal te deja de seducir y ahora te obnubilas colgado en la obscenidad de la paz mientras miras las imperfecciones del cielo infinito y en el Walkman te encapsula “Strawerry Fields Forever”. Tomas aire, retenes y el sabor aterciopelado otra vez te saca una sonrisa, lentamente las brisas se convierten en tornados, los amigos en humoristas y las paranoias en taquicardias, hasta que cae la luna y como un gato vagabundo, volves con los ojos agazapados caminando por la calle de las caras borrosas hasta la esquina de tu habitación, con tu guitarra, tus libros y vos.

Vos cruzabas las piernas para mí.

Mientras vos cruzabas las piernas para mí
Yo cruzaba mi pecho con la señal de la cruz,
Por miedo a que te volvieras mi dios
En tiempos donde me encandilaba la luz.

En tiempos donde me cansaba de esperar,
En tiempos donde cerraba los bares,
En tiempos donde el infierno enfriaba el lugar,
En tiempos donde no esperaba a nadie.

Vos no te ibas para no volver tarde,
Yo no me iba porque no había llegado.
Vos solias pensárme en tu cama
Y yo a la mía le dejaba mensajes en el recado.

Realmente, mi corazón era un freezer
Y vos querías trabajar ad honoren en la heladería,
Tu altérego podía organizar otro Woodstock
Y yo y mi ciclotimia juntos, no podían organizar ni mi vida.

Y finalmente, fuiste la devoción.
El corazón peca de ser un músculo flexible
Y tan predecible, como pronostico de invierno.
¿Y que nos mantenía juntos en lo lividinal?
Saber que lo nuestro no era incondicional, ni eterno.

Mientras nuestra cama descongelaba glaciares
El amor fumaba un pucho mirando por la ventana.
Sabiendo que, sin mucho, sobraban vanidades
Pero no pretendíamos temor de las encrucijadas .

Mi lívido no te reconoce, pero mi corazon te pide.

Mi lívido no la reconoce pero mi corazón la pide a gritos. Realmente es así, aunque el ruido sea colosal y ya me esté ensordeciendo. Lo que hago casi nunca tiene sentido, pero a veces acostumbro a hilvanar sentimientos en papeles aunque las vibraciones ciclotímicas me hagan cambiar prioridades, y de pronto, dejo de ser dependiente al brillo de la luna que alimentaba la sed de mi inconciencia para pensarte encerrado en mi cubículo. Aca, yo y vos, sin vos.

Y ahí esta otra vez. Los labios me besan desaforadamente lentos mientras los bajos me retumban en el pecho. Los pulmones devastados de neblina no ayudan y me vuelvo a perder en la ruta de los besos lentos, me vuelvo a encandilar, y probablemente volveré a impactar contra el muro de los arpegios en tonos menores de guitarras acústicas que aprietan las heridas.

Y no te voy a mentir con la de la nostalgia, vivo demasiado feliz, hasta que recuerdo la sensación de fragilidad que me generas, la idea de que te me ibas a partir entre los brazos, tan sensible como tus dedos unos minutos después de la primera pastilla. Y de pronto, antes de caminar, no podes caminar y con mi ayuda para tu primer paso desapareces y al segundo estás con otro. ¿Y cómo decirle a alguien que no pruebe, si vos ya sos adicto?. Duele. Pero el remedio de mi frialdad mantiene las defensas altas. A pesar de saber que cuanto más alto estás, mas dolorosa es la caída. Sín embargo, ya estoy parado al filo del umbral de este precipicio y sin pensarlo, como siempre, tomo aire, abro los brazos y me dejo caer.