viernes, 9 de mayo de 2008

Vos y yo, en esta multitud de gente ordinaria.

Enredada en los nudos de la frivolidad que miras boquiabierta por las vidrieras quedaste atorada de un modo apresuradamente lento, olvidando esa esencia sencilla que me sacaba una sonrisa en tiempos de escasez de palabras por las prohibiciones propias que nos imponían una relación que no podía ser porque ya había relación.

¿Y donde habrá quedado ese corazón vestido con lo primero que tenia a mano que no pensaba dos veces? ¿Qué es todo está caretada de ir para contarlo, sí siempre fuiste a vivirlo motivada por el placer que te daba a vos misma?. Y no critico para nada las agujas en vertical sobre la mitad del reloj con tanta mierda sintética en el estomago sino las costumbres masificadas a las que te volviste fiel, cuales te despojaron de la singularidad con la que te movías, que fue lo que me rompió la cabeza. Aunque también, ¿esto es como todo no? depende como caiga la moneda de la ciclotimia de uno, frente al mismo espejo: ayer te cuidabas y hoy sos narcisista, pero que queres que haga, había tantos lugares vacíos en el arma y quisiste jugar a la ruleta rusa conmigo, bancatela.

Tal vez, el error fue dejarte pasar a mí cuando te vi por primera vez pasando a esa casa que era como mi casa y tiempo después dejarte morderme los labios mientras bailabas tan ida como yo, o no tanto.

Sin embargo, así solo quedamos vos y yo en esta multitud de gente ordinaria que no deja de mirarnos, que para mi son invisibles pero a vos te pesan como un adoquín en la estocada final. Lamentablemente, no me sirve que reflexiones que hubiese pasado de nosotros si nos hubiésemos conocido de otra manera, me sirve tocarle la cola a la rutina ahora, que en esté contexto, sí realmente sentís en el corazón que esto lo escribí pensando en vos, cuando me vuelvas a ver me muerdas los labios como aquella vez, sin preguntármelo, sin pedir permiso y sin explicarme porque.