domingo, 13 de abril de 2008

Los ojos que no pueden ver .

Entré los hilos de las telarañas de un mismo entorno cobarde ella los vuelve valientes con abrazos, moviéndose con pasos afligidos se dirige la mujer de los parpados caídos en busca de otro amor que mire con ojos perdidos lo que las miradas comunes no pueden ver.

A lo largo de su búsqueda, camina entre la multitud con aires de rompe contratos ante ex jefes que desconsolados que le recriminan la caducidad de su estadía, y vá poniendo paños de agua fría a las frentes ardientes por la resaca, que solo le proponen otrá flaca excusa para dejarse volver musa en el puerto donde se reviven los muertos de los labios que todos necesitan resucitar, y ella no es la excepción.

Recluida en su habitación, como la pasión encapsulada, abre, arma y fuma las flores marchitas del jardín de su ultima historia dejándola atrás, y recostada en la cama de su alma escribe como jueza de su propia historia la sentencia de sencillos requisitos a sus futuros pretendientes: Que no sofoquen los hilos que aprietan los dientes del no darse el tiempo necesario para extrañarse, que no desborden las aguas de la paciencia con infidelidades que el pedigüeño no te reclama cuando realmente se quiere a alguien, que los besos sean hermosamente lentos y que solamente se miren a los ojos durante el pequeño lapso en donde este presente el brillo lloroso de los ojos enamorados…